Mi padre creció sin padre y eso siempre me resultó muy extraño. Mi abuelo murió trabajando. Cayó por un boquete y se mató. Nunca conocí a mi abuelo paterno, pero le tuve mucho miedo. Mi casa también era la casa de mi abuelo y de mi padre. Para subir a mi casa hay que pasar por un pozo que antes estaba tapado por un barreño de metal, el cual no abarcaba todo el boquete y dejaba las esquinas libres. Mucho tiempo estuve pensando que cuando pasara al lado del pozo la mano de mi abuelo resurgiría por una de las esquinas, una mano gris y huesuda, y me absorbería a la oscuridad como una lagartija absorbe una mosca.
Mi padre nunca me ha hablado de su padre. Ahora sé que es porque duele mucho. Yo crecí sabiendo que había un abuelo, pero también he crecido sabiendo que existe La Muralla China. Muchas veces, mi padre se sienta en el patio de mi casa a dibujar, pero no dibuja. Entonces me imagino que piensa en su padre, que le diría las mismas cosas que él me decía a mí, como que cuando se acercara una avispa le enseñara la lengua y me la apretara con los dientes para que no me mordiera. Mi padre dibuja bien y está aprendiendo rápido. Me enseña sus cuadros con devoción y riendo. Yo a todos le asiento. Algunos no me gustan, pero otros son muy bonitos. Mi padre nunca estudió arte en la escuela pero sabe de Monet y Van Gogh y Cézanne y Manet y Renoir y yo muchas veces le digo que en el agua de la Puesta de sol de Monet parece que hay boñigas de cabra, aunque a decir verdad no le digo boñigas, le digo que parece que hay mierdas de cabra, a lo que él sonríe y me dice que el Impresionismo es lo mejor y yo no le contradigo porque a mí también me gusta.
Mi padre nunca me abofeteó pero una vez hizo que me meara encima. Yo andaba preocupado en lo ancho que deberían ser mis pantalones y en odiar a mi padre. Lo odiaba de verdad. Le deseaba cosas malas. Me daba placer chulearle, sobre todo en el fútbol. El Valencia y el Real Madrid eliminaron en semifinales de Champions por esos años al Barça y recuerdo que por dentro me alegré porque sabía que se estaba jodiendo vivo. Hizo que me meara encima porque una vez cerré la puerta de mi casa con mis hermanos, con él y yo afuera y las llaves dentro. Tenía mucha ira en la cara pero no quería abofetearme a mí y le daba puñetazos a la pared. Yo me meé encima y quise abrazarlo y pedirle perdón. A mis hermanos nunca los abofeteó tampoco pero una vez abofeteó a un chico que se metía con mi hermano. Le dijo algo así como que a su hijo nadie le iba a hacer la vida imposible, como cuando Robert de Niro es el padre de Calogero en Una historia del Bronx y le dice a Sonny <<no te acerques a mi hijo>>.
Nunca he visto llorar a mi padre, aunque una vez lo escuché, o eso creo. Su hermana se había puesto muy enferma y creo que él lloraba en la cocina de mi casa. Me sentí como con bruma en el pecho y fui a casa de mi primo para preguntarle si él también había escuchado a su padre llorar en la cocina. No es la única vez que he sentido como bruma en el pecho al escuchar a mi padre. Antes acostumbraba a leer mucho por las madrugadas. Muchas veces leía tantas horas seguidas que apartaba la vista del libro cuando oía el despertador de mi padre. Entonces me apresuraba a mi cama, con el libro de García Márquez, de Cela o de cualquier mierda que estuviera leyendo en ese momento, debajo del brazo, porque sabía que si mi padre lo veía rodando por el sofá, descubriría que me acababa de acostar porque él se había levantado, y al día siguiente se cagaría en la madre que me parió y en la madre que parió a Cela y García Márquez. Cuando estaba en la cama, veía a mi padre, por la ventana de mi habitación, sacudir en la pileta del patio sus zapatos del trabajo manchados de polvo, para ponérselos algo más limpios. Eso me daba mucha pena porque no quería que mi padre se tuviera que levantar tan temprano para ir a trabajar. Me gustaba pensar, agarrado a la almohada, que mi padre se marchaba cagándose en la madre del trabajo, de los pájaros que empezaban a cantar y en los santos difuntos de la jodida y perra vida.

Foto: Una historia del Bronx.