Ana Rodríguez Callealta y yo nos habíamos conocido en una primavera de 2012. Ella antes había publicado un libro de poemas llamado Vértigo. Yo la admiraba por ello. Comenzamos a tener una relación discreta, por chat. Fui descubriendo su libro, me parecía excepcional para la juventud con que se había creado. Me envalentoné y le dejé algunos escritos, los cuales me fue corrigiendo. Así estuvimos un tiempo, me sentía un monigote literario al lado suya. Ana tiene muy buenos conocimientos de poesía. Ella empezó a enviarme nuevos escritos suyos. Todo a mucha velocidad. Enfermizo. De hecho, un día me dijo: <<Estamos enfermos>>. Le gustaba mi manera de crear. A mí la suya me parecía soberbia. Un día, decidí llevar mis creaciones a la prosa, sin avisarle. Le dije que necesitaba un nombre para un blog. Y me llevó hasta un párrafo de Cortázar. <<Ponle La enfermedad de las Turas>>, me dijo. Para Cortázar la literatura es una tura. Pero la belleza es la Tura absoluta. Ana y yo hace tiempo que estamos enfermos por la belleza de las palabras.

<<Nuestra verdad posible tiene que ser invención, es decir escritura, literatura, pintura, escultura, agricultura, piscicultura, todas las turas de este mundo. Los valores, turas, la santidad, una tura, la sociedad, una tura, el amor, pura tura, la belleza, tura de turas>>. (Julio Cortázar, Rayuela).