<<Hacer los ejercicios de alemán, echar currículums, preparar
la clase para Alina, hacer la cena y el almuerzo para mañana,
escribir>>. Me he comprado una agenda. Estaba ya cansado de
tanto desorden. Uno tiene que agarrarse a algo para que tomen forma
los días, aunque sólo sea ir a recogerle el recado a tu madre, un
tweet de buenos días, esperar el partido de
Champions, sujetar la guitarra mientras miras el póster
gastado de El club de la lucha. Yo he preferido comprarme una
agenda. Antes, cuando lo más interesante que hacías durante el día
era traducir frases de Latín, había veces que la vida sólo era
aburrimiento. Pensabas que todo era una mierda, y te dabas un empujón
de ánimos oteando un futuro memorable. Te decías: <<no te
preocupes, dentro de pocos vivirás en una ciudad>>. Y cuando
vivías en una ciudad: <<no te preocupes, pronto vivirás en
otro país>>. Así que aquí me veo, en otro país y con una
agenda.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjywbZ51jCNkuvZIHamdjRUTpizmB-UIaxBzN7vwAHxLr0HW456TjQjRItzDKz6eq_ZPqqdq6hAS2kkqQFST2LF98esvZaK1QuSqk3HaYceC1gDv-iz1f0vfbL4pJjIyjRW8N1VDZH9YuY/s1600/tura+15.jpg)
Es la gente que hace de cada trago un borrón en la línea horizontal
de su agenda. Que celebra que no hay absolutamente nada que celebrar, pero bebe mirando para todos los lados con el vaso a la altura de la
barbilla. Un amigo solía decirme cuando veía una persona así:
<<Fulanito lo tiene que estar pasando mal, se ríe demasiado en
los bares>>. Y yo le daba la razón. Me preguntaba cómo
sería la resaca de Fulanito.
Esas personas me recuerdan a un iceberg. De un iceberg podemos
contemplar su punta majestuosa y brillante cuando nos asomamos al
balcón de un trasantlántico, pero desconocemos si está agrietado
por dentro. Son como la joven americana del relato El gato bajo la
lluvia de Hemingway. En ese relato, una joven pareja
norteamericana se hospeda en un hotel de Italia. Mientras él lee, la
joven divisa por la ventana de la habitación un gato que se está
mojando por la lluvia, y decide bajar a buscarlo. En el trayecto a la
intemperie, la mujer se siente complacida por el dueño del hotel,
aunque el propietario la trata como a un cliente más. Cuando sale al
exterior, el gato se ha ido. Su criada llega con un paraguas para
protegerla de la lluvia. La joven se encapricha con el gato, y cuando
sube a la habitación le recrimina a su marido que quiere a ese gato.
Él sigue leyendo e intenta no hacerle caso, pero ella ya tiene la
necesidad del gato. En el relato se nos muestra un capricho, pero se
nos esconde la grieta que causa ese capricho. Como el amigo del bar,
o como uno mismo en un bar, que deja las fisuras en las profundidades para alejarlas de los ojos, y luce un vaso y una sonrisa como la punta esplendorosa de su iceberg.
Foto: Mad Men.
Hola! He encontrado tu blog en la blogoteca. En realidad estaba en una misión: encontrar los 10 blogs que más me gustaran. Y he dado con el tuyo! Me gusta lo que dices y cómo lo dices. Sin más. Esta misión me la había encargado una despistada la cual había decidido que mi blog era uno de los 10 blogs que más le gustaban... Todo esto tiene un nombre, "One lovely blog award", que aunque suena muy cursi, es una manera de decir algo bonito a alguien, que no va mal en estos tiempos. Si te metes en Singing your Shades (http://donttrustyoureyes29.blogspot.com/2014/03/este-post-es-para-contaros-que.html) sabrás qué es lo que tienes que hacer...
ResponderEliminar¡Hola! Me alegro que me incluyas en tu lista y que comentes, siempre es un placer que te dejen algún comentario. Entro en el enlace más tarde porque ahora voy mal de tiempo, pero lo prometo. Te lo hago saber. ¡Un saludo!
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