A veces no me gusta hablar. Nada. Es una pereza prolongada y elástica
parecida a la de untar la mantequilla al sándwich para merendar. Hay
personas con cierta tendencia a la multiplicidad de palabras
innecesarias, desde la más superflua metáfora hasta el más lúcido
exabrupto, personas que quizás ignoren que lo más sano es callarse
en todos los idiomas. Y no me gusta hablar a menudo porque no sé
cómo dirigirme hacia ellos. Recuerdo una vez que caminaba por el
Casco Antiguo de mi pueblo, no sé muy bien por qué, a veces sólo
caminamos ideando un plan de huida. Estaba la zona abarrotada de
extranjeros que examinaban atolondrados el empedrado de las calles, y
también el cableado exterior de las casas. A menudo me gustar pensar
que creen que se trata de un arte autóctono esa manera que tienen
los cables de reptar por las paredes. El análisis meditado de los
extranjeros fue interrumpido por una canción de Camilo Sesto que
entonaba un personaje del pueblo que es, en maneras y gestos, muy
parecido al cantante. Los extranjeros, intentando hacer caso omiso a
la sinfonía, seguían inmiscuidos en sus observaciones profundas,
pensando que quizás la canción sólo duraría unos segundos, pero
ante la insistencia generosa del que entonaba los versos, se oyó un
<<shut up your fucking mouth>>, a lo que el
cantautor respondió, en perfecto y bien pronunciado tono ebrio: <<a
mí me habla de usted>>.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgoIKXfXrfPPvvQo8kUL4Pqo3IoDlvIjjKe5oD9XdrI-oWO2YFau7YJkdZprZmvn2RNaBOfORIoYUNud89wud-ElbUSEXVdYFOyihtaqYGDdGl5KaMQroKE_spr9sL-iCCegIsSxXdeL58/s320/9.jpg)
Se está convirtiendo el ciudadano en un perfecto examinador de las
lenguas que a nuestro país competen. Nos tomamos la licencia de
corregir y establecer qué momento es el oportuno para emplear tal o
cual idioma: en las salas de prensa de un equipo español, no es
estético usar el catalán, porque puede romper la unidad de un país
tan compacto como España. Me arrastran a la cabeza estas discusiones
irremediablemente a Unamuno. Es conocida la conferencia en la
Universidad de Salamanca en la que el escritor citó a Shakespeare, y
lo pronunció tal y como suena en español. Un joven lo interrumpió,
objetándole que no se pronunciaba Shakespeare, sino seikspir.
Unamuno, que para estas cosas
tenía un gran corazón, dijo a los oyentes: <<ah, pero saben
ustedes inglés>>, y continuó toda la conferencia hablando en
la lengua del dramaturgo citado, provocando el abandono de muchos de
los presentes porque no tenían el nivel necesario.
Publicado en Andalucía Información (13/5/2016)
Foto: Camilo Sesto
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