Uno se acoge a las tradiciones porque no hay más remedio, supongo. A
mí la Semana Santa no me gusta, pero siento algo de alivio durante
esos días, es como si el ánimo tuviera su propio ciclo vital. En
Semana Santa mi estado anímico es el de la Semana Santa. Mi casa
está situada en el centro de mi pueblo, Arcos de la Frontera -su
Semana Santa es muy bonita-, y por las grietas de sus muros viejos
siempre van a reposarse los antiguos compases de los clarines y las
cornetas cuando llega el final de Marzo, el principio de Abril o
finales de Abril -el calendario cristiano tiene sus propios
caprichos-. Me gusta porque con nostalgia inevitable me devuelve a la
parte que quizás más cariño me dé de la vida, la de los primeros
besos. En esa semana los chiquillos lucíamos nuestras mejores galas
y hacíamos la penitencia, aunque de manera muy hipócrita, porque
nuestra verdadera creencia y verdadera fe era poder llevarnos a la
chica que nos gustaba a un rincón acondicionado para el primer beso.
La primera chica a la que besé fue un Jueves Santo, en mi casa
reformada y con el incienso y los clarines y las cornetas de fondo.
Era muy guapa -aún hoy me lo parece-, después todo sucedió muy
deprisa.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGA_V6B0QfCSPnXhToVBa1sPFRrrUAleDvnmrKpi2blsJYQ6JD8_xTynk0hV7a7IgRWL-Y3ZJcowyg5H8BtZidc5qEmPuu60is-ukID_L1LmWz9zlyufVprSgiVFCpsFdbSr9XrgQPsm4/s1600/Tura+10+imagen.jpg)
Son muy recurrentes los mensajes felices en Navidad, “el nuevo año
cargado de ilusión”. Pero la verdad es que desde primeros de años
-como desde el primer día de la vida- ya andan jodiéndonos: las
mujeres no podéis decidir sobre vuestro embarazo y los españoles en
el extranjero pierden algo de sanidad, y lo más importante, algo de
dignidad. Pero eso va más allá de la resaca después de Navidad.
Una tarde jugaba en el patio del colegio al baloncesto, un 8 de
Enero. Cuando llevaba una hora jugando dije <<me voy a casa>>,
y me marché, pensativo y cabizbajo. Yo no había bebido esa Navidad,
pero tenía una resaca de la hostia. Llegué a casa y me senté en
las escaleras de la azotea, con una revista, mientras el sol se
escondía por la espalda de los edificios, esperando que una chica me
llamara o sabrá dios qué cosas. Supongo que eso es la vida, esperar
con el mentón apoyado en las manos hasta que pasen cosas.
Un buen alivio para la resaca es beber. Es probable que también sea
un buen remedio para estos meses sin fiestas. Beber sentado en las
escaleras de la azotea con una revista y encomendarse a Scott
Fitzgerald. <<Bebo porque cuando ocurre pasan cosas>>, que decía.
Foto: Elda Fitzgerald, Hemingway y Scott Fitzgerald.
Foto: Elda Fitzgerald, Hemingway y Scott Fitzgerald.
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