Vivimos en una constante batalla dialéctica sobre qué está bien y
qué está mal, sobre qué es cierto o qué es falso, sobre si fue
cobra o no lo que David Bisbal le hizo a Chenoa. Roberto Bolaño era
un buen discutidor. Cuenta Vila-Matas que la última vez que lo vio
le habló muy mal de Bush, algo que le parecía lógico. Sin embargo,
Bolaño le defendió algunos aspectos de la administración Bush, con
tal de refutar algo. Discutir,
discutir, discutir. Es algo magnífico. El problema viene cuando hay
temas que no admiten discusión, y sin embargo lo hacemos; y más
problema aún cuando las instituciones que nos representan, entre las
que voy a incluir los medios de comunicación, crean controversia en
temas en los que difícilmente entra el debate, cuando su misión
debe ser la de educar. Uno de estos temas es la mujer.
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Otro
ejemplo que me dejó perplejo fue un tweet
de la Policía hace poco: «Hoy
es el amor de tu vida y mañana, si te he visto no me
acuerdo...Piensa dos veces antes de enviar una foto subidita de tono.
Evita #sextorsión».
De nuevo creo que el enfoque no es el oportuno. Yo pienso que, en
lugar de aleccionar a una mujer para que no envíe fotos a quien ella
elige que debe ser condescendiente con su privacidad, se debería
aleccionar al ser que, en un acto de hombría fanfarrona, decide que
la privacidad de otra persona debe ser objeto conocido para todo un
pueblo o toda una ciudad. Con ese tweet,
la policía carga de responsabilidad a la víctima, es un «mira
que te avisé»
insensato. Porque lo cierto es que hay personas que piensan que si la
foto de una chica circula por las redes es por culpa de ella, por ser
«tan
inocente de mandar esas cosas sabiendo lo que luego pasa».
Y si la policía, cuerpo encargado de nuestra seguridad, ofrece un
argumento de ese estilo, está dándole la razón a todo el machismo
que cree incondicionalmente que la mujer va de víctima, que es el
enemigo, que va provocando.
Publicado en Andalucía Información (4/11/2016)
Foto: Sólo mía.
El inicio muy Cortázar
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