Un día un amigo se borró del facebook, dijo que estaba cansado y
desactivó la cuenta, que es lo mismo que quemar todos tus papeles
que acrediten alguna identidad. Mi amigo veía en el hecho un acto
heroico, una forma de soledad, de juntar cuatro ropas y embarcarse en
una furgoneta a ver mundo para encontrarse consigo mismo, como Sean
Penn en Hacia rutas salvajes. Al tiempo volvió, cabizbajo y
casi como pidiendo perdón, diciendo que <<necesitaba estar al
tanto de la vida y hablar con algunas personas>>.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZFJQ3OXyXu_WYzKfxVaGuCbAtKavbasnLwwLp1-3Du2WVOj0J7hAaLJ75FjLYAJbfJT3mA5xPL5PboBrdN95f6FQ6YkS7Z2LrBRkSmnjQLSe4CwHa0gXgwiTAXw3Ee26XyWN41OQ3E4w/s320/rosa+chacel.jpg)
Todo regreso viene acompañado de un rumor. No es una voz que te
dicta, ni una señal ni otras gilipolleces del mismo estilo. Es como
una carcoma, que te va mordiendo las entrañas despacito, o el
estómago, que no es otra cosa que un precipicio muy hondo donde
anida todo aquello que quiere venir de vueltas. Mucho mejor que yo lo
explicó Rafael Alberti cuando escribió aquello de <<Estos
rumores / estos leves susurros conocidos / de cielos, hojas, vientos
y oleajes / son mis aires mejores, ya felices / o confesadamente
melancólicos. / Vuelvo a encontrarlos, vuelvo / a sentirlos tan míos
/ después de tan alegres y cansados (..)>>
El caso es saber cómo y cuándo volver. Pongo dos ejemplos de
futbolistas: Joaquín volvió al Betis entre vítores y loas, digamos
que Sevilla lo recibió y se preparó para ello como cuando eras
pequeño y tu maestra te concienciaba de que venía la Reina Sofía
al pueblo. Entonces, cuando salías del colegio, veías al alcalde
descorchar champán y lanzárselo por encima, y el pueblo era todo
derroche, todo alegría y todo Bienvenido Mr. Marshall.
Joaquín puede jugar bien o mal, eso es su elección, pero en el
Betis siempre va a tener al utillero a su favor. Algo distinto
sucedió con Dani Güiza. Jerezano de nacimiento, cuando las cosas
iban bien lanzó obuses de plata a la afición del Cádiz, afirmando
<<nunca jugaré en el Cádiz>>, o cuando jugaba en el
Real Murcia, que declaró que le gustaría <<chafarle el
ascenso al Cádiz>>, incluso cuando militaba en Primera y era
internacional, envalentonado por la situación, llegó a decir que
<<Cádiz era un pueblo de Jerez>>. Pero al tiempo un
futbolista se hace viejo, y necesita volver a su tierra, aunque su
tierra sea hostil. No le ocurre como a Rosa Chacel, que no sentía
nostalgia de España cuando estuvo en el exilio porque la España
victoriosa y franquista no era su España. Güiza fichó por el
Cádiz, y en su presentación había gente que deseaba que dejara el
mundo y que le decía cosas muy feas a su madre.
Uno de los personajes que he leído y que más asombro me ha causado
ha sido el psicópata que orinaba en las iglesias en la novela 2666
de Roberto Bolaño. El hombre profanaba los altares con su orín y
después de miccionar, permanecía rezando. A pesar de lo descarado
de su ofensa y de su crimen, volvía una y otra vez a un altar para
orinar y después rezar. Y en esas estoy, volviendo una y otra vez a
este blog, quizás porque necesito a un editor que me meta a pobre, o
quizás porque uno cree que escribiendo va a arreglar algo. El caso
es que he vuelto a llenar el minibar y que las puertas están
abiertas 24 horas. Descálcense y sírvanse una copa, son
bienvenidos.
Foto: Rosa Chacel.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHoy es tu renacimiento! Buena entrada Abraham! Yo también estoy deseando "volver a las cosas". Ánimo! Un abrazo.
ResponderEliminarMil gracias. Siempre bienvenido al blog.
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